DULCE CURIOSIDAD



Es 18 de Noviembre y en casa de María (una niña de apenas seis años) al llegar esta fecha existen dos cosas que no pueden faltar: La primera que María y su madre se pasen la mañana en la cocina entre cacharros: La harina se mezcla con el azúcar, a lo que se suman cuantos ingredientes se necesitan para hacer  una buena tarta de chocolate.
Es el cumpleaños de María. Y siguiendo con lo que ya es una tradición, Asun (la mama de María) le cuente por quinta vez lo que sucedió el día que María vino al mundo. Y lo hace como si se tratara de un ingrediente más de la tarta que ambas están amasando.
A María le gusta tanto esa historia, como la tarta que está preparando junto a su madre; o las gominolas, que su madre le compra cuando salen a pasear. Y eso por que María es una niña aficionada a cuanto lleva azúcar. Así que cuando entra en la cocina con su madre, se sube  como de costumbre, a la banqueta que esta junto al microondas y sin esperar más le pregunta a su madre: 
- ¿Me lo vas a contar otra vez mami?
- María hija ¿Por qué no lo dejamos para luego? Así, cuando termine con la tarta, nos sentamos y te cuento todo lo que sucedió. Este año has invitado a muchos niños y hay que preparar una tarta muy grande. Me preocupa que no quede bien.
- ¡Anda mami! si siempre te salen muy buenas. Además, te prometo que ésta es la última vez. Al año que viene de verdad que no te lo pediré. ¡Anda! cuéntame que paso cuando yo nací. Por favor, di que sí.
- Está bien, pero si me prometes no hacer preguntas
- ¡Vale!
María se coloca muy satisfecha en la silla. Se apoya en la mesa para prestar atención, mientras su madre, con infinita paciencia comienza a contar la historia. Mientras sigue la receta escrita en un libro de cocina.


- Está bien. Aquella mañana me desperté muy temprano. Como de costumbre, aunque me sentía algo rara. No sabía bien que ocurría. Me dolía la espalda, no estaba bien...
- Hacía frío ¿verdad?
- Sí María, hacía frío como hoy, y la casa estaba helada. Por eso me fui a la cocina a encender el fuego y preparar el desayuno, tu padre tenía que ir a trabajar y me puse a calentar el café mientras preparaba las tostadas...
- Entonces tu barriga era grande y no te dejaba ver el suelo.
- Eso es, la tripa apenas me dejaba moverme y me encontraba muy incomoda...
- Yo estaba ahí dentro ¿verdad?
- ¡María! ¡Si no callas no puedo contarlo...! no hace falta que te tapes la boca... ¿Puedo continuar? -María mueve la cabeza para indicarle a su madre que sí- Esta bien, continuo: Cuando tu padre vino a la cocina y me vio, se puso muy nervioso, yo estaba apoyada en el frigorífico, no tenía fuerzas para moverme y me encontraba muy mal, así que le dije que sacara el coche del garaje. Teníamos que ir al hospital...
- ¿Yo estaba dando pataditas en tu tripa?
- Sí
- Mami ¿fue entonces cuando yo quería salir para estar con vosotros?
- Sí, María. Tú querías estar con nosotros.
- Entonces papi corrió y se puso muy nervioso y no sabía dónde estaban las llaves del coche y salió de casa con el pijama, ja, ja, ja... - en ese momento María tira sin querer la harina que se esparce por toda la mesa- y te llevaba a empujones y...
- ¡Esta bien! ¡Mira lo que has hecho…! ¿Vas a contarlo tú o quieres que siga yo?
- Vale mami. Ya me callo
- Cuando llegamos al hospital una enfermera me llevó a una sala muy grande, me pusieron en una camilla y me dijo: Pronto tendrá a su hija en los brazos.
- ¿Pero ella no fue quien me ayudó?
- No, ella no fue. Luego vino Carmen, la comadrona, una mujer alta y muy simpática. La enfermera puso un aparato en mi tripa y pudimos escuchar tu corazón.
- ¡Pon! ¡pon! ¡pon! ¿A que hacia ese ruido?
- Eso es. Entonces Carmen dijo que todo estaba preparado. Así que hice caso a cuanto ella decía y de pronto...
María da un grito: ¡...Yo salí de tu tripa y tú me cogiste y me abrazaste!
- Sí, tenías muchas ganas de salir
- Así que Carmen sólo me ayudo un poco por qué yo era muy pequeña para salir sola.
- Sí, tú eras muy pequeña. Pero cuando te tuve abrazada, tu pequeña cabecita se levanto y con tus redondos ojos negros me miraste y me viste. Las dos nos miramos. Yo estaba tan emocionada que me puse a llorar. Entonces pensé ¡Es tan pequeña! Tú volviste a apoyar la cabeza en mi pecho y parecía que querías seguir así para siempre
- Pero la enfermera me llevó
- Tenía que  vestirte y hacerte algunas pruebas
- Pero yo no quería...
- No, no querías. Cuando te cogió entre sus brazos comenzaste a llorar y... bueno eso lo hacías muy bien -Asun mira a su hija y se ríe- Vamos, no pongas esa cara, es una bromita.
- Mami... ¿me puedes abrazar como entonces?
- Pues claro que sí, ven aquí...
- Y mami ¿puedo decirte una cosa?
- Claro que sí peque...
- ¿Por qué no compramos una tarta para mí cumple? Esa se esta deshaciendo
-Tienes razón
Las dos se ríen y salen de la cocina

Entradas populares de este blog

LA FIBROMIALGIA AL DESNUDO

EXITOSO CONCIERTO OFRECIDO POR JAVIER ARTIGAS PINA EN EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE ÓRGANO EN LA PARROQUIA DEL SAGRADO CORAZÓN

9 DE NOVIEMBRE "UN RAMITO DE VIOLETAS"