Érase una vez…







Familiares de personas con autismo y profesionales de la salud y de la educación, en vísperas del Día Mundial de la Concientización sobre Autismo, que se conmemora mañana domingo, realizarán actividades alusivas. La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Según se informó, ésta no es solo una jornada para lanzar globos azules y pintar todo de azul -el color representativo del autismo- sino para reflexionar con un mejor abordaje desde el punto de vista de la salud. 

El autismo es una discapacidad permanente del desarrollo que se manifiesta en los tres primeros años de edad. Existen varios tipos de trastorno autista, aunque lo común en todos es el retraso en el lenguaje, problemas de socialización y conducta inusuales. En el grado más severo carecen de lenguaje y entre los más leves se encuentra el síndrome de asperger, con dificultades en el ámbito de la socialización. Estos pueden presentar capacidades intelectuales superiores a la media, siendo capaces de cursar estudios universitarios y desempeñar en la vida adulta trabajos cualificados, aunque limitados por sus dificultades de socialización.
Según los expertos, no se trata de una enfermedad, sino de una condición neurobiológica y las personas con este trastorno aprenden y evolucionan según sus capacidades. De hecho, los niños que presentan TEA conviven con otros niños en centros educativos ordinarios, y se caracterizan por dirigir todo su interés a cuestiones muy concretas donde son auténticos expertos. Si a un niño le interesa, por ejemplo, los dinosaurios lo saben absolutamente todo de ellos y solo habla y juega con dinosaurios. El problema es que no se interrelacionara con niños que juegan a otras cosas. Su fortaleza es grande y merecen todas las oportunidades posibles de educación...
 
Este domingo también se celebra el nacimiento de una persona que estuvo muy relacionado con los niños y su mundo: Hans Christian Andersen, autor de “El patito feo” y centenares de relatos que lo convertirían en un clásico de la literatura infantil. Incluso se dice que entre otros escritores, científicos, poetas… Hans Christian Andersen sufrió alguna forma de autismo a lo largo de su vida catalogando el Autismo como mal de genios.
En 1835 publica el primer fascículo de los Cuentos de hadas, contados para los niños. Pronto alcanza gran éxito y a esta primera colección siguen otras muchas, casi una por año, con obras tan conocidas como La sirenita, La pequeña vendedora de fósforos, Pulgarcita, El Patito Feo o La Reina de las Nieves. Sin duda, sus cuentos, traducidos a más de 120 idiomas, han dado a Hans Christian Andersen una fama universal entre niños y adultos. Tal vez, ser protagonistas de ese cuento que comienza con “Erase una vez…” sea la forma de comunicarse con ese pequeño con el que no sabes como hacerlo. Hoy tienes la oportunidad de contribuir a crear conciencia hacia ese niño Autista: ilumina tú vida y la suya con una nueva historia... en color "Azul"

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