Vacaciones en imágenes
Hola lector, si
es que estas ahí.
Al finalizar
agosto éste deja (a uno más que a otros) un buen sabor de boca. Los currantes que
soñaron con el descanso, la paga doble y la escapada para huir de su rutina…
cumplieron con el ritual. Por su parte el parado,
es decir la persona que no curra (muy a su pesar) ha visto llegar el verano y
agradece pasar el tiempo haciendo mejor uso del mismo con algún trabajo
temporal, mientras sus amigos y familiares trabajadores durante todo el año,
cogen las vacaciones bien merecidas. Y es que Agosto es el mes puente. Los indicadores
económicos nos dejan descansar con la tasa de inflación, el déficit público y
esas ordinarieces, que volverán en los meses laborables. Aquí el calendario ha
conseguido lo que no logra las centrales sindicales: paralizar la nación.
Mientras
aquellos que están de vacaciones cámara (o móvil) en ristre se dedican a
plasmar cuanto ven. El grado de desarrollo de los pueblos debía medirse por el
número de cámaras o móviles de sus habitantes. Es tal el punto de cultura de la
imagen que hemos llegado mucho más lejos que aquel clásico lema de Kodak:
"Vacaciones sin Kodak son vacaciones perdidas".
Hoy las vacaciones
sin vídeo, sin cámara digital, sin la cámara del teléfono móvil no son
perdidas, sino amargadas. Vemos el mundo a través de la imagen que se refleja
en Facebook o en el wasaps segundos después de hacer la foto. Con esa
mentalidad contemplamos el mundo a través del visor de la cámara fotográfica,
video o del teléfono, como si fuese una prolongación de nuestros ojos. No solo contemplamos
cuanto nos rodea a través del objetivo, sino que se eternizar en las redes
sociales. Así el turista veraniego se
divide en digital, vídeo o los usuarios de cámara del móvil. No viajan ellos,
sino sus cámaras. No admiran paisajes, recorren ambientes típicos o clásicos viviendo
nuevas experiencias, lo hacen para poder sacar la foto digital o los tres
minutos de vídeo.
Es como si hubieran sustituido sus ojos por los visores de
sus cámaras. Y lo he confirmo este verano que ya acaba, en las playas, ante la
bella Lola, en los paseos de la ciudad… allí se escuchaba la frase de la
dictadura de la imagen:
- Pepe, qué pena
que no nos hayamos traído la cámara...
He oído esta
frase ante el Hombre del Mar. Ante un atardecer al pasear por el puerto. En el restaurante
en una cena con los amigos. Siempre hay una persona que dice:
- Pepe, qué pena
que no nos hayamos traído la cámara.
Viendo a todos
los extranjeros que han colapsado la ciudad este verano, la frase probablemente
podría escucharse en sentido inverso:
- John, qué
bueno que nos hemos traído la cámara de vídeo...
Y lo peor de
todo: cuando llegue octubre los amigos nos regalaran con el vídeo de sus
vacaciones en la primera visita que les hacemos.

