Tiempo de ausencia


Ausente: Dicho de una persona, que está separada de otra persona o de un lugar, y especialmente de la población en que reside (R.A.E.)


No es “ausente” quien nunca ha llegado a separarse del todo de su gente y su lugar de nacimiento. Tendríamos que dar otro significado a la palabra “ausente” ya que en Torrevieja ser ausente es…, no ver su mar (aunque se lleva el olor impregnado en la piel), ser ausente es…, no sentir el calor de este sol (sin embargo calienta los sueños al cerrar los ojos, imaginando las playas de blanca arena), ser ausente es…, no tener como horizonte las montañas de sal (pero esa sal se llega a palpar en cristalinos navíos), ser ausente es…, no ver a la Inmaculada (aunque Ella te une a esta tierra). En fin, ser ausente es… tener el derecho, y el placer de idealizar esta tierra que te vio nacer, mientras se es capaz de dibujar cada uno de sus costados en la distancia. Ausente es respirar ese olor a Madre que llega desde su altar a cualquier rincón donde camina… el “ausente”.
Hoy hemos llegado a esa fecha. Hoy se cumple cincuenta y siete años de tú ausencia. En Alicante, Valencia, Barcelona, Larache, Mallorca, Canarias… (así podría seguir con toda la geografía española), incluso Europa y claro, América (porque los torrevejenses también hicieron las Américas), en el más alejado rincón podemos encontrar un torrevejense ausente.
Es tiempo de recuerdo. Hace cincuenta y siete años, y parece que es HOY. Fue ayer cuando tú, quizás con la alegría de quien estrena el “trajesico nuevo” caminabas junto a los cabezudos al son de la charamita ¡Que no hay fiesta como la Inmaculada “pa” los de Torrevieja!. Cincuenta y siete años después ves como de nuevo se huele a fiestas patronales. Y Ella, como cada 8 de diciembre, está aquí. La Torrevieja blanca de sal y morena de soles, se hace presente en la Inmaculada para iluminarnos con su luz. Luz que anuncia de nuevo que sus hijos se acercan a Ella. El sol en el cielo inmaculado hace que la blancura de sal, muestre el brillo de cristal junto al lago rosado. Imagen de la Torrevieja de siempre. De nuevo tus hijos vuelven a estar “ausentes” por esos mundos. Se repite la historia, mil veces repetida.

Sí, se huele tú ausencia. Y se huele a habanera. Es el milagro del dos por cuatro en el tornavoz del conocimiento. Déjame que me pierda entre los sentimientos  ante el gozo de vernos de nuevo, mientras se me trastocan los sentidos. Huelo a la luz que nos inunda desde el altar mayor. Palpo el color azul de nuestro cielo y mar. Paladeo el sonido de las habaneras, y escucho el rumor del aroma a azahar de los huertos cercanos. De esta forma puedo decirte que la luz de Torrevieja es Ella.
Ausente. Sí, hay un tiempo de ausencia, y un tiempo de reencuentro. “Ausente” eso fue ayer… hoy, cincuenta y siete años años más tarde, frente a Ella, vuelves a Torrevieja.

Encarna Hernández Torregrosa

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