UN COMPROMISO EN FORMA DE MASCOTA
Hoy abro mi ventana pensando que… hace diez días,
finalizaron las fiestas navideñas con el tradicional roscón de Reyes, que tal
vez vino acompañado con un simpático regalo en forma de mascota. De esta forma
ponemos a prueba la generosidad, tanto como el compromiso que conlleva el
cuidar de un perro, un gato o cualquier otro animal. Pero sería bueno advertir
que estos animales no son muñecos de peluche, sino seres vivos, de carne y
hueso, que requieren de un cuidado minucioso y constantes, durante el tiempo
que estén a nuestro lado, ya que pasar, en muchos casos, de cachorro simpático,
a un anciano perro o gato con los típicos “caprichos” que ofrece la edad. Por
cierto, mañana es un día especial para todos ellos. La tradición dice que el 17
de enero, festividad de San Antonio Abad, en algunas iglesias se bendicen a
todos los animales sin distinción (perros, gatos, caballos, gallinas, vacas,
cerditos, cabras, pájaros, etcétera…). ¿Por qué se celebra este día? Según
cuenta la historia, San Antonio Abad en medio de la vida austera que llevó,
descubrió la sabiduría y el amor divinos a través de observar a la naturaleza.
De esa revelación, adquirió la costumbre de bendecir a los animales y a las
plantas. A partir de su muerte, San Antonio Abad fue invocado como patrón de
los ganaderos y protector de los animales domésticos.
Pero volviendo al caso que nos ocupa, en algún
momento nos hemos preguntado: ¿qué es una mascota? la definición habla de un
animal que sirve de talismán, que trae buena suerte. Sin embargo ¿quién es el
afortunado, el animal de compañía o su propietario? Simple cuestión de
simbiosis, ya que una de las partes mantiene la autoridad para decidir el
futuro de la otra. Esto se puede ver cada año, en la época navideña, ya sea
como regalo o como adquisición personal, se incrementa el número de animalitos
que mudan su residencia, engrosando la nómina de mascotas en los hogares. Pero
solo hay que dejar pasar unos meses para ver como llegadas las vacaciones de
verano, también son muchos “casi” compañeros, los que se ven abandonados.
Precisamente cuando la triste realidad se impone y se ve al gracioso cachorrito
que se dedica a mordisquear todo, ensucia y molesta, además exige unos cuidados
y un tiempo que no se tiene, y a la vez resulta fastidioso. Por otro lado, se
impone el control sanitario (vacunas, reconocimientos, peluquería,
alimentación) y la dedicación que el ilusionado propietario ha perdido y no
siempre está dispuesto a brindarle. Pero claro, ha pasado el tiempo de los
buenos propósitos. Aunque al principio y cuando estábamos frente al cachorro,
pudimos hacernos una reflexión: ¿hasta qué punto deseamos tener una mascota en
nuestra vida? ¿Hasta qué punto estamos dispuestos, o podemos responsabilizarnos
de ella? Cada día más las mascotas se han convertido en un objeto de consumo,
sobre todo en Navidad es un regalo que salva el momento. Introducir un perro en
nuestro hogar es sin duda una gran decisión, pero debería ser muy meditada. Por
lo que no es aconsejable regalar mascotas a niños menores de 8 ó 9 años, ya que
es difícil a esa edad transmitir que un perro, un gato u otro animal llevan consigo una serie
de nuevas obligaciones. Un animal es un ser vivo, no es un juguete, es algo
más, es un compañero. Es un juguete que dispone de corazón en lugar de pilas. Son “juguetes” que ladran o maúllan, seres vivos que, en
muchos casos y si nos paramos a mirarles podríamos descubrir en su mirada “Piénsalo
antes de regalarme”. Ahora llega el único momento del año que está dedicado a
ellos en exclusividad, la festividad de San Antón Abad, patrón de
los animales, es posible que sea considerada una fiesta menor, pero no memos
importante. Con tal motivo no estaría de más que quines nos acompañan sin pedir
nada a cambio, le dedicáramos un día especial para ellos.
Después de todo, los animales son gente
maravillosa
