CORRUPCIÓN Y FRAUDE
De
cara al fin de semana, abro mi ventana y me encuentro con la preocupación por
la “corrupción” que lo ciudadanos manifiestan en las encuestas del CIS (Centro
de Investigaciones Sociológicas), que ha
subió tres puntos en cuanto al mes de febrero, cuando en la prensa
aparecía el juicio de la trama valenciana de responsables de Gürtel. La
corrupción y el fraude aparecen citados como un problema principal de España en
el 38,7% de los cuestionarios, sólo superado por el paro, que sigue en cabeza
con un 65,5%.
Si
tenemos en cuenta que las elecciones municipales en España en 2019, se
celebrarán el próximo 9 de junio (Es decir dentro de 15 meses exactamente), ya
que, debieran celebrarse el 26 de mayo, pero la ley obliga a retrasarlas
haciéndolas coincidir con las elecciones al Parlamento Europeo, a celebrar en
esa fecha y las elecciones autonómicas en 13 regiones de España (todas excepto
Andalucía, Cataluña, País Vasco y Galicia) los políticos deberían hacérselo
ver.
En
el llamado siglo de oro existió una formula en lo tocante al respeto por parte
de los legisladores hacia el pueblo que gobernaban, la cual quedó reflejada en
las mocedades del Cid donde se decía:
Señores legisladores:
Procurad
siempre acertarla
el
honrado y el principal;
pero
si la acertáis mal,
defenderla
y no enmendarla
Todos
los candidatos necesitaran la aprobación de quienes formamos esa clase de
personas tan importante para un político
como son los votantes, me voy a permitir desde este pequeño espacio y como
votante, hacerles unas sugerencias -me refiero a ustedes los políticos- tan
acostumbrados a ofrecernos sus verdades, soluciones y consejos en sesudos
parlamentos. Ahora me gustaría que atendieran un segundo. Nosotros, los
votantes, durante los últimos tiempos, hemos crecido tanto en lo físico como en
lo intelectual, muchos alcanzando unos niveles de preparación, profesionalidad
y conocimientos que van más allá de cualquier expectativa. Quiero decir: en las
más de las ocasiones lo que el votante reclama con su voto es exigirles a sus
dirigentes que tomen conciencia de su labor, que pongan en su trabajo la
calidad moral necesaria para cumplir con el respeto al prójimo -o sea al
votante- ya que a través de esos votos son ustedes elegidos. Como fundamental
es una gran dosis de nitidez, honestidad y
transparencia; estas deberían de ser las únicas bazas con las que
ofrecer un buen gobierno para todos, ya que en definitiva el gobierno, es de
todos.
Y
para las mujeres que van a desempeñar un papel en ese terreno participando,
reivindicando y ejerciendo así el derecho a defender el trabajo para el que
está preparada, desearía que no fuesen sólo ese tanto por ciento que intenta
ejercitar el derecho a opinar dentro de unos partidos con mayoría masculina,
desvirtuando la causa de la igualdad entre hombres y mujeres. Este, lo sé, es
un tema tan apasionante como resbaladizo, pero creo (y ayer quedó patente) que
somos las mujeres quienes debemos sacar a colación ciertas cuestiones que en
ocasiones pasan desapercibidas, como es el peso político que poseen los hombres
de partido frente a un pequeño porcentaje que se ofrece a la mujer. En este
siglo no debería de ser está una asignatura pendiente, en todo caso y como
mujer, creo que el reconocimiento de ese derecho es el camino hacia el futuro.
Y
es que, amigos políticos, no existen las casualidades las cosas son como son, o
son voluntad del hombre, y en éste caso me inclino por lo último, aunque, no
estoy hablando de su voluntad, sino de la nuestra, la de los votantes, ya que
será nuestra voluntad la que decida como
deseamos ser gobernados y por quien.
Hoy
los ciudadanos son pesimistas de cara al futuro porque solo un 13,3 por ciento
de los encuestados cree que dentro de un año la situación política mejorará y
un 26,2 por ciento vaticina que irá a peor, cuando en enero pensaba así el 24,5
por ciento. Y eso... se verá el 9 de
junio de 2019.
