El anuncio de la Navidad
Al abrir mi ventana veo que el clima, no es precisamente el
anuncio de la llegada de la Navidad. El clima es más propicio del mes de
septiembre que de diciembre. Pero existen señales en ocasiones muy sutiles o no,
que nos pueden dar la pista de que ya estamos en Noche Buena. Desde los grandes
almacenes, a los adornos en los establecimientos, todo parece empujarnos a esas
fiestas navideñas. La Navidad no
es entendida por todos del mismo modo.
Si miramos a nuestro alrededor, podemos ver como aparece con
múltiples rostros. Está la Navidad parroquial, con la misa del gallo, los coros
y el Nacimiento –casi en declive- y un auge de celebración. Está la Navidad de
los coros de escuela que cantan villancicos. La Navidad de música clásica para
los melómanos en los conciertos. Una Navidad de vacaciones escolares con
estrenos de películas para niños. La tan ansiada Navidad de tiendas y almacenes
que invitan al consumo y al derroche.
Pero según se viva, podemos hablar, al menos, de cuatro
navidades: la familiar, la cristiana, la popular y la comercial. Si
preguntáramos, para la inmensa mayoría, la Navidad está pintada con los
matices esenciales del encuentro familiar. Momentos que invitan a tomar una
taza de chocolate o ponche caliente en compañía de unos dulces típicos.
Reuniones para contar anécdotas, mientras en el hogar se escucha las risas de
los pequeños, acompañadas de fondo por un villancico de zambomba y pandereta. Y
a manera de tarjeta de felicitación, en un rincón de la casa: el Niño, la
Virgen María, San José, los Magos de Oriente, los pastores, la mula, el buey,
la estrella, el portal, el pesebre o la cuna. Ese es el espíritu de la Navidad.
Y solo en ese instante podemos asegurar que vivimos la fiesta de la Epifanía y
no antes.
¿Pero
hasta donde se vive la Navidad?
Palabras
como “encuentro” “verdad” “perdón” “PAZ”; son usadas como columna vertebral en
estas fechas, y todas juntas o por separado, las entregamos a nuestros amigos,
las mandamos en tarjetas a nuestros conocidos y familia. Es la Navidad de los
buenos propósitos.
Resulta
difícil concebir estas fechas sin ver a nuestro alrededor esas señales a manera
de pastorcillos que poseen el rostro de nuestros hijos, o a Papa Noel en la puerta
de algún establecimiento invitándonos a entrar, mientras los villancicos -que
no son otra cosa que las canciones del pueblo donde se refleja la vida
cotidiana- se escucha como sintonía de los móviles o en anuncios de televisión.
Y es precisamente la televisión, a manera de moderno “portal” es donde llega
igualmente el anuncio de la Navidad. El
ángel anunciador, no dispone de alas, ni de un cuerpo traslucido. Sus signos
están relacionados con la tecnología: pantalla plana, sonido envolvente, etc...
éste ofrece el brillo de una estrella, como el más caro de los anuncios navideños.
El rey mago “del celuloide” redobla sus esfuerzos para que el portal -o
pantalla televisiva- vea nacer... la publicidad de una marca de “champán”.
Entorno suyo, los pastores con móviles, acudirán a la cena de empresa, con la
cesta donde al típico jamón, es acompañado por la gula del norte. Todo ello
frente a un frustrado consumidor al que cada año que pasa, le montan “el belén”
más raro en la tele. Mientras en millones de casas, se instala un horizonte de
paga extra, donde sobresale la cesta de la compra, que revela el quiero y no
puedo de unas fiestas, donde las figurillas de plástico con formas del
Nacimiento sofisticado, compiten con ese señor de rojo que cuelga de las
fachadas por doquier, en un alarde de buen gimnasta pese a su gordura.
Hoy más que nunca los auténticos
pastores, son aquellos pobres que siguen en busca de ese Belén donde alcanzar
un atisbo de esperanza.
Ellos también existen en
Navidad. Es el anuncio de la Navidad más
autentica. Esa realidad es la que nos aproxima al papel que Caritas desempeña en la sociedad,
cuyo único objetivo es responder a la necesidad básica de que los últimos, son
los primeros. Personas que encuentran grandes dificultades para su integración
y en los que nadie se fija.
En la sociedad actual, Caritas se
acerca a la comunidad cristiana con los más pobres, intentando ofrecer a quien
desee verlo, una Navidad que se dilate durante todo el año.
¡Feliz Navidad!


