NECESIDAD DE AGUA
Hoy, al
abrir mi ventana veo un cielo inmaculado. Un cielo donde no se ven nubes de lluvia.
Hoy día del agua el problema acuciante en la zona del Levante sigue siendo una
constante.
El agua, no
estaría demás argumentar que desde época de los romanos, se tomó en
consideración la posibilidad de llevar el agua desde el nacimiento de los ríos a
diferentes lugares por medio de trabajos de ingeniería, como lo demuestran las grandes
obras de ingeniería encontradas al respecto en algunas ciudades, entre las que
es justo mencionar el acueducto de Segovia.
Una obra hidráulica como es un trasvase se realiza sólo por una
razón básica: La necesidad de abastecer a la población, al mundo de la
agricultura y la industria, de los caudales sobrantes en los diferentes ríos de
nuestro país, de forma que las zonas secas corrijan de esta manera la
desigualdad impuesta por la naturaleza.
Es imposible mitigar o dulcificar el caos que puede provocar la
falta de un bien tan necesario como es el agua. Palabras como sequía y
desertización son de sobra conocidas para nosotros, así como sus consecuencias.
La escasez de agua supone un peligro para la salud, el bienestar social, la
economía, la seguridad alimentaría y la diversidad biológica. A esto hay que
añadir las tensiones y conflictos creados entre los pueblos a causa de la
diferencia existente en forma de un bien tan deseado como es el agua. Por ello
afirmar que “el agua es de todos” no sólo es una frase comprometida, sino que
debería ser un pensamiento a inculcar entre la ciudadanía de nuestro país. Pero
me temo que hoy es bastante complicado apostar por un hermanamiento ante el
problema del trasvase.
Los discursos en contra hablan de las dificultades que se
ocasionarían en la cuencas del Tajo o del Ebro con la perdida de caudal, de
razones económicas tanto como de mercados o la consabida afirmación irracional
que habla del empleo de las aguas trasvasadas para riegos de inundación (como
los campos de golf). Pero creo que la utilización electoralista de un problema
que resulta ya apremiante, es un juego tan perverso como peligroso. Así como lo
es, cometer la indiscreción de hablar tan ligeramente acerca del intento de avance
de nuestra región, establecido por los agentes económicos y por un deseo de
futuro que necesariamente depende de ese agua.
Es necesario hacerles ver a quienes están tras esa negativa
irracional al trasvase, que la sociedad necesita conocer cuantos informes
existen y no se conformaran con simples razones que no dejan de parecer
inocentes argumentos sin fondo.
Una de las bases de la democracia es que si los hombres y los
pueblos son iguales, lo son en cualquier caso y lo son en todo. Cuidemos
el agua demostrando esa igualdad.
