41 AÑOS
A sus 41 años ha alcanzado una madurez suficiente
como para reconocer qué las asignaturas que le quedaron pendientes, mientras otras
han ido surgiendo en estas cuatro décadas. Muchos han sido los cambios que han
sucedido, mientras ella estaba a nuestro lado. Desde la sociedad, la economía incluso
los avances en tecnológicos, han contribuido a que todo sea distinto a aquel 6
de diciembre de 1978. Algo que ha quedado patente es que tú Constitución tuviste
padres, pero naciste sin madres. En aquel entonces nadie se escandalizó, a pesar
de que el movimiento feminista fue importante en el cambio que supuso pasar de una
dictadura a una democracia.
Pero hoy cuando cumples 41 años son otros los grabes
problemas de la Nación. Estamos viviendo un momento difícil del que no tenemos apenas
experiencia desde 1978. El gobierno en funciones de Pedro Sánchez quiere conseguir
una investidura que en las sucesivas elecciones no h logrado desde el triunfo
de su moción de censura contra Mariano
Rajoy, y lo quiere hacer apoyándose en dos patas como son: Podemos
y Esquerra Republicana de Cataluña, que no comparten aspectos básicos de la Constitución
del 78.
En el caso de Podemos, sería la primera vez que un
partido populista de extracción comunista llega al gobierno de España con esta
Constitución de la que cuestionan asuntos esenciales. Como es el caso del apartado
2 “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los
poderes del Estado”, mientras Iglesias defiende el derecho de
autodeterminación de Cataluña (País Vasco, Galicia, Valencia ¿dónde se pone el
límite?). La segunda pata en la particular república de Ikea de Sánchez, es Esquerra
Republicana de Catalunya (ERC) desleal a la democracia española. En 1934, proclamaron
el Estat
Catalá y la República. Es la misma ERC que el 1 de octubre de 2017
promovió y apoyó un referéndum ilegal en Cataluña, y que no tiene empacho en
declarar que lo volveremos a hacer. Como decía Guerra “este no es el
nuevo PSOE, es otro PSOE”.
Pero esto no es lo malo, lo peor es que Sánchez está
tirando por la borda la base fundamental de la Constitución como muy bien se
expresa en esa “Carta a los
españoles” que Nicolás Redondo, Fernando Savater, Paco Vázquez o Rodríguez de la
Borbolla, entre otros han publicado:
“Un gobierno que represente solo a una mitad del
país no estará en condiciones de realizar las reformas imprescindibles para
encarar el futuro ni conseguirá que cicatricen las heridas recientes. No lo
estará un gobierno formado exclusivamente por el PSOE y Podemos. La situación
empeora si consideramos que el gobierno que se prefigura habrá de contar, para
cada paso, con la aprobación de fuerzas independentistas que no disimulan el
objetivo de destruir nuestro devenir democrático común amparado en la Constitución.
Además, resulta inviable la defensa del Estado del Bienestar a base de acuerdos
con quienes pretenden destruir el Estado. Así que en estas circunstancias
ningún gobierno de España puede quedar bajo su dependencia. Sería un gravísimo
error político y una irresponsabilidad que pondría en riesgo nuestras
libertades y la convivencia ciudadana”.
Porque esta es la clave de todo este asunto. Sabemos
que Sánchez no está por la labor, de pedir a PP y CS que se abstengan (sin
negociación) ya que gobernar él con la extrema izquierda, sería un insulto a la
inteligencia que llevaría a estos partidos a su desaparición, dejando a Vox como
única alternativa a Sánchez. ¿O no es esto lo que ha pretendido siempre?
Esto es lo que hay. Desde la tristeza que produce
esta «España de coros y danzas» a la que nos dirigimos (la expresión es también de Guerra), quisiera
decir: ¡Viva la Constitución!, aunque la pena es que algunos lo hagan muy
bajito.
