CUENTOS DE ANANA: EL BARCO DEL ABUELO


EL BARCO DEL ABUELO


Había una vez un niño llamado Juan, que tenía 6 añitos y vivía con su  papá y su mamá en una gran ciudad. Un día mamá  tuvo una gran idea.
-Vamos a ir visitar a los abuelo y que nos enseñe el abuelo su barco nuevo.
A Juan le entusiasmó mucho la idea. Sus abuelos vivían en un pequeño pueblo donde había un faro junto a la playa:

-¡¡Siiiiiii....vamos a ver el barco del abuelo!!

 Juan, papá y mamá se montaron en el coche y se fueron rumbo al pueblo.


Cuando llegaron Juan corrió a ver al abuelo que lo esperaba en la playa junto a su barco nuevo. El sol brillaba y se reflejaba en la mar. Al llegar Juan como siempre hacia, le decía a su abuelo: ¡Que grande es la mar!





Su abuelo le enseño el barco pintado de blanco y rojo que para Juan era como un barco pirata. De pronto se imaginó a su abuelo y a él, viajando a una isla lejana donde malvados piratas escondieron tesoros que ellos descubrirían, mientras vivían aventuras muy peligrosas en compañía de un loro muy parlanchín.





- ¡Juan!- Lo llamo su abuelo, el niño se acercó y el abuelo lo ayudo a subir al barco
- ¡Vamos a viajar a otros lugares!- exclamo Juan.
- No, vamos a dar un paseo y descubriremos que secretos nos puede enseñar la mar- respondió el abuelo.
Soltaron las amarras (que son las cuerdas que sujetan al barco al pequeño embarcadero) y Juan vio como el barco se movía ¡Estaba navegando!
Al cabo de un rato, donde Juan ayudo al abuelo a tirar de los cabos y subir la vela, echaron el ancla junto  a unas rocas que eran parte del puerto que había en el faro.
- ¡Juan toma!
-¿Qué es esto? ¿Vamos a pescar?

- No, vamos a coger con este “salabre” esas cosas que otros tiran al mar llenándolo de basura.

Juan miro extrañado el salabre y preguntó: ¿yo también puedo tener uno de estos?
-¡Pues claro!- le dijo su abuelo con una amplia sonrisa.


Comenzaron el trabajo, retirando botellas, latas y toda clase de plástico. Entonces su abuelo le explicó que él y su barco pertenecían a un grupo de gente que todos los días salían al mar, para retirar la basura que otros tiraban. También había niños que en las playas hacían lo mismo.



De pronto Juan grito
-¡Abuelo mira!-
El niño había encontrado a un pez que estaba dentro de una botella de plástico. Apenas podía respirar.

El abuelo con gran cuidado rasgo la botella y el pez salto rápidamente al agua.
-Juan este ha sido tu primer salvamento- le dijo el abuelo
El niño se abrazó a su abuelo y le susurro “Quiero seguir salvando a los peces”



Aquel día Juan había aprendido dos cosas: además de poder soñar con grandes aventuras mientras navegaba en el barco de abuelo, también podía ayudar a limpiar el mar y salvar a los peces… y esa sí era una gran aventura.


FIN



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