EL OCÉANO SIN JEFE
Hace mucho, muchos años, los
seres que habitaban el mar se dieron cuenta que en el gran océano nadie los
dirigía, no había un jefe. Nadie los gobernaba, no habían normas, cuando tenían
un problema nadie ayudaba a solucionarlo. Incluso cuando eran atacados nadie
los defendía. Por eso, pensaron que no podían continuar así. Los peces,
crustáceos, hasta las esponjas marinas se reunieron y decidieron nombrar un Jefe.
Pero entonces, un calamar gigante
dijo: "Nuestro mundo no se parece a otros, es NUESTRO océano y no tenemos
porqué dejar que nos dirija el más grande como hacen en otro lugares. Además,
yo puedo dirigiros, soy rápido, tengo tres corazones fuertes y puedo ver en la
oscuridad".
En ese momento un tiburón
martillo que escuchaba atentamente dijo con una voz ronca: "Pero yo también
tengo una gran visión y os puedo defender con mi cabeza en forma de martillo".

Un gran grupo de sardinas añadieron:
"Pero nosotras que vamos en grandes grupo podemos defenderos de los
depredadores, y además estamos acostumbradas a dirigir grandes grupos"
Y una tortuga con mucha
tranquilidad añadió: "Pero yo soy la más vieja de todos y sé cuánto sucede
en cualquier lugar del océano y hasta puedo caminar por la playa"
"Tenemos un serio problema",
señalaron inmediatamente los peces. "Todos creemos ser el mejor para gobernar". Una estrella de mar grito con
fuerza: "Pero tenemos que elegir a uno ¿Cómo lo haremos?"
Entonces, un pequeño cangrejo
rojo alzó la voz y dijo: "Se me ocurre una idea. Que cada año sea uno
diferente quien gobierne, y así todos podrán aportar sus ideas y habilidades
por el bien de nuestro océano".
Todos los animales callaron y quedaron
sorprendidos. Después de pensarlo aplaudieron la idea del cangrejo y dijeron:
"Pequeño cangrejo, tienes razón, y por demostrar ser el más inteligente
entre nosotros ¡serás el primero en Gobernarnos!"




