MIRAR AL CIELO EN BUSCA DE UNA ESTRELLA
Publicado abril 2009
Para Torrevieja, tierra de marinos, mirar al cielo
no es algo ocasional. Todo marino o pescador sabe que en el cielo de la noche
está escrito el camino para navegar. Contemplar el cielo,
mirar, buscando una señal, su
estrella, es algo innato en los hombres de la mar. Por ello, y como no
podía ser de otra forma, Torrevieja se ha sumado a la celebración del Año
Internacional de la Astronomía, conmemorando el 400 aniversario del uso del
telescopio, como instrumento astronómico por parte de Galileo Galilei. Y
Torrevieja ha seguido las 100 horas de astronomía, organizadas por las
asociaciones astronómicas de España. Los amantes a esta ciencia han podido
observar la Luna, Saturno, la Nebulosa de Orión y diversas constelaciones
visibles, así como el paso de la Estación Espacial Internacional. La próxima
cita tendrá lugar el 6 de junio, en el Parque Natural. Se puede asegurar que ha
sido una gran jornada Astronómica, organizada por la concejalía de Juventud,
junto con la Consellería de Medio Ambiente de la Generalitat Valenciana. En
ella más 50 personas han tenido la oportunidad de avistar los planetas a través
de telescopios ubicados en el centro de información del Parque Natural.
Pero se veía venir que en ésta primavera tan
atípica, no era del todo necesario ser astrónomo para ver las estrellas, las
que brillan y las que apagan su fulgor. Aunque teniendo por delante todo un Año
Internacional de la Astronomía, facilite mucho la tarea para el aprendiz de
astrónomo. Y es que el cielo, nuestro cielo, siempre ha
estado repleto de estrellas que reflejan el brillo de algún sol cercano. La magia
sublime de ese universo, muestra numerosos planetas que nos enseñan la pequeñez
del ser humano.
Nosotros simples herederos de viejos navegantes, miramos al cielo
intentando encontrar un rumbo correcto. Afortunadamente, el ser humano es incapaz de adivinar
el futuro y que nos depara, aunque la
vida da muchas vueltas, y conviene no hacer profecías. Hecha ésta salvedad, es
fácil entender que en ésta primavera tan “normalita” las fuertes tormentas parecen alternarse con
los débiles claros, deparando unos días bastante cambiantes. Por ello, lo mejor
será que sigamos mirando al cielo para encontrar posibles repuestas ante el eclipse que parece
sufrir nuestro devenir diario (sirva en este caso la analogía astronómica). Se tiene la peregrina
sensación de vivir muchas vísperas. Demasiadas. Y ni las estrellas más
brillantes, ni las buenas palabras parecen arreglar los distintos dramas de nuestro entorno. Ni haber vivido uno de los
domingos que relucen más que el sol, el Domingo de Resurrección, con un
Encuentro un tanto atípico (lo digo por aquello de celebrarse fuera de su lugar
habitual) donde Cristo Resucitado, se encuentra con su compañero y amigo Juan,
frente a la Inmaculada, parece solucionar los conflictos. Se dice que no hay
milagros en tiempos de crisis. Y quizás ahí reside el verdadero problema.
