TORREVIEJA EN LA HABANERA



TORREVIEJA EN LA HABANERA I


“Tenemos la música para no morir”

 

Cuando suenan una Habanera nos encontramos con la Torrevieja más autentica, y podemos imaginar en el escenario a Ricardo Lafuente frente a todo su pueblo. Si entonces hiciéramos un viaje a través del tiempo, veríamos el amor a la música que llevó al joven Ricardo a componer desde su más temprana edad, serenatas, canciones de ronda y alguna zarzuela… incluso nos daríamos de bruces con el improvisado actor de entremeses. En aquel 1955, cuando todo parecía que estaba por hacer, Ricardo junto a unos amigos como Atienza, Pérez Fenoll, Fonete y otros; formaron la Masa Coral Torrevejense de Educación y Descanso, dirigida por Francisco Vallejos y donde Ricardo era segundo tenor. Su inquietud lo llevó a ser uno de los precursores del Certamen Nacional de Habaneras. Y fue en el mes de febrero de ese mismo año, cuando Ricardo compuso la habanera “Torrevieja” que se estrenaría en el Nuevo Cinema. El primer coro, fuera de nuestra localidad, que cantó la habanera, fue el Orfeón Murciano Fernández Caballero, dirigido por D. Manuel Massotti Littel. En ocasiones Ricardo recordaría que gracias a ellos, su habanera tuvo una gran difusión fuera de nuestra ciudad a través de la grabación que se realizó. Pero sería el año 1978 cuando se fundó la agrupación Coro y Orquesta Salinas de Torrevieja, que bajo la dirección del Maestro Ricardo, llevó las habaneras no solo por toda España, también por Europa, llegando a hacer las Americas. Los galardones y premios cubren en la actualidad en museo que lleva su nombre. Nombre que será recordado en una calle de la ciudad, así como en su museo y más recientemente en el Orfeón Municipal “Ricardo Lafuente”. Hijo Predilecto de la ciudad, también obtuvo otra distinción, el Premio Diego Ramírez Pastor, y ya fuera de nuestras fronteras la Alta Distinción de la Cultura popular de Cuba. Entre el gran numero de composiciones, la habanera "Torrevieja" emblema musical de la ciudad, ha recorrido todos los continentes, así como la frase "Es Torrevieja un espejo" que inicia la obra. A todo ello, es necesario sumar la creación del himno oficial de la ciudad. El Alcalde Pedro Hernández Mateo dijo tras la desaparición de Ricardo Lafuente: “…es el momento para tomar decisiones y engrandecer su figura, y que nunca se olvide, como hemos dicho en la declaración institucional: cada vez que escuchemos una habanera sabremos que estamos hablando de Ricardo Lafuente.”

 

Ricardo Lafuente: Músico



Vi  llorar la rosa que triste quedó
en la noche, velando su yelmo sin alma.
Las guitarras y bandurrias
ahogaron el lamento,
  de su
canto de amores.

Hoy las olas tatuadas
escrito llevan del maestro el nombre.
Y como en un embrujo
¡Ay Torrevieja!
divina, nace con su cielo sin par.

A la orilla del mar se hizo el silencio
cuando él, con paso lento,
caminó a lo inmortal.

HASTA SIEMPRE… MAESTRO



TORREVIEJA EN LA HABANERA II

 


Torrevieja. Tierra de acogida abre sus brazos a cuantos se acercan a ella. Como ayer, el azul y blanco de nuestros colores viajarán a otros puertos. Ayer fueron los barcos cargados de sal los que llegaron a esas tierras donde el guacamayo y las guajiras eran emblema. Tierra lejanas, y a la vez tan cercanas que se puede rozar con la mano del alma, como si los puertos de Cuba fueran puertos españoles o como si el guiño de nuestro faro alumbrara la noche cubana.
La Habanera. En otro tiempo se trataba de melodías anónimas que se trasmitían de padres a hijos, las que se escuchaban en la noche a las puertas de las casas. Son aquellas las que han llegado hasta nuestros días a manera de Certámenes, conciertos o recitales. Letras de canciones con referencia a esas historias vividas de primera mano. Barcos que navegan a tierras donde las esbeltas palmeras dan sombra a los enamorados. Balanceo en mecedora de rejilla, donde se acunaba a los “chiguitos”.
El poema. Pregón del pueblo en voces de los coros que piropean a su tierra. Versos esculpidos en las olas que recorren los océanos, para posarse en las playas de Manzanillo o Santiago de Cuba, envuelto en la cadencia de su música, mientras una mulata de aterciopela palabras, recuerda al marino que le susurro al oído, versos a manera de trova. Canción que de regreso a Torrevieja se mece entre miles de voces. Habanera que recuerda a la Torrevieja, donde Cuba se mira, y al verse suspira, palabras de amor.
La música. Sonido ronco de voces masculinas que entonan una canción. Paisaje nostálgico ligado a los marinos, los barcos y las largas travesías, que les llevaban a estar meses abordo de un navío. Hombres que intentaban recordar, con sus canciones lo dejado atrás. Era la memoria de un pueblo, la que viajó con ellos. Contramaestres, marineros, capitanes y pilotos, todos hicieron posible que en los puertos lejanos, la comunicación a través de la música, mostrara el vivir cotidiano entre gentes distintas. Entre pueblos iguales.
La historia. Sentido familiar de una melodía. Familias que unían sus voces en el canto popular con forma de coro. Canciones donde en sentido metafórico, la mar es el espejo donde se refleja la otra España con sabor cubano. Historias que son parte esencial de los sueños de tantos... y se soñaba con lo que fue, y que apenas se dice: remendadoras de redes, calafates, mujeres dedicadas a la industria del salazón y pescadores. Todos tenían su habanera… La Paloma, Habanera Salada, Mi añoranza; imposible enumerarlas todas. Solo al llegar la noche cada cual tararea la suya, que de forma misteriosa parece surgir de ese secreter, hecho de madera de palosanto, que vino de la Habana. En esta ocasión yo solo puedo tararear
…No podré vivir en otra tierra,/ ya jamás me iré de mi Torrevieja…


Torrevieja en la Habaneras III

 


Es tradición de la prensa que tras el Certamen Internacional de Habaneras se pase revista a las veladas. Cumplamos la tradición. Aunque si consideramos el propio concepto de tradición, hablamos de costumbres y formas de expresión artística de una comunidad, en especial de aquello que se trasmite por vía oral, coincidiendo en gran medida, con la cultura y el folclore o "sabiduría popular".
En nuestro caso tradición y estreno van unidos. La tradición es lo inalterable, lo ritual. Aunque si se quiere mantener una tradición, a veces no hay más remedio que innovarla. Ponerla al día. Añadirle el carácter de estreno. En cuanto a las habaneras -que a decir de los musicólogos es el "cantes de ida y vuelta"  ya que regresa al lugar de origen, siendo adornada con los elementos de la música de otros lugares, con el estilo propio del aire caribeño- nos acerca a la noche de luna, donde Torrevieja es enteramente habanera.
Decir enteramente habanera, es hablar de playa y de una niña morena que busca en la mar, la forma de un navío. Por la mar se fue, ella lo vio desde la Cala, mientras la sombra del marino se alarga hasta rozar el suspiro de la niña-mujer. Y una vez más regresa la canción a esa playa, como memoria de mi pueblo, con el canto que se escucha en las gargantas de mil voces. Estribillo del alma de los marineros y torrevejenses. Hoy cuando navegamos por el siglo XXI en la noche de cantos, Torrevieja es el centro de la habanera. Y se nos devuelve el barco cargado de Pericón y café de pucho, al tiempo que un coro en la plaza proclama en sus melodías la vida. No es canción, es copla que sale de dentro.
Durante una semana las noches de coro y canciones han ofrecido, al son del 2X4, la reposada habanera, donde los coralistas repetirán tu nombre  Torrevieja…
“…a dónde iremos/ para siempre volar./ A Torrevieja,/ donde el cielo es el mar…”
Traspasando la puerta de esa mar, tu nombre, Torrevieja, sabe a marinero en racha de viento. Sabor salobre. El color azul opaco, junto a la arena dorada. Pero no estás sola Torrevieja, junto a ti siempre ella, la Habanera, y junto a ella, la gente de esta tierra que hicieron resurgir el recuerdo de aquellos días. Desde Ricardo Lafuente, hasta Armando Bernabeu Lorenzo, las composiciones de las habaneras son letras donde la ilusión tiene forma de poema. Y es en las Eras de la Sal donde las voces de los coros galopan sobre las olas del mar a manera de recuerdo de otros días. Y es el sonido de la guitarra del marino, que marcaba el adiós con su voz entrecortada, surgiendo como palabras de libertad que proclama la honra de ser de esta tierra, aventando los nubarrones del dejar su patria, por otras tierras lejana, donde Torrevieja es habanera salada.
 

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