DE RAMOS, A PASCUA
Hoy abro la ventana y como una explosión de olor y color, me
encuentro con ese sabor tan característico a la Semana de Pasión.
Pregón, mantillas, imágenes y nazarenos.
Sonido ronco de tambor y cornetas. Nos vamos de Ramos a Pascua a vivir una
“Jerusalén salinera” donde el aire se empapa de cercanía de Jesús Nazareno. Es la
cercanía de Dios a lo largo de esta celebración religiosa, lo que nos hace
verlo pasar por nuestras calles con aire de mar. Por el paseo Vistalegre, junto
a las palmeras, se siente la pisada del Señor que va dejando su huella en la
ciudad donde se oye en el silencio, el corazón de nuestra Torrevieja.
Hoy viernes de Dolores, como pistoletazo de
salida, la Semana Santa torrevejense es el pregón que anuncia que ya está aquí la
Semana de Pasión para dibujar a una
“Jerusalén salinera” que revive en sus templos, calles y gentes, el más
grande acontecimiento que sucedió en Jerusalén. Llega la Semana Santa, y callan
doloridos los hombres y la voz de Dios resuena como a la orilla del Jordán o en
la cumbre del Tabor: ‘Éste es mi hijo muy amado, escuchadlo”.
Está claro que de Ramos a Pascua, Jesús se
hace imagen viva en nuestras calles y plazas. La Divina Palabra, el Verbo hecho
carne, es catequesis plástica y procesional entre velas de cera, cornetas y
tambores, entre nazarenos y manolas, bajo el aire libre de la noche. A la
intemperie luminosa de la noche pascual. Paso… paso al paso.
Si hubiéramos conocido el final de la
historia comenzaríamos de otra manera. Todos sabemos de la Cruz a cuestas, y
todos, hoy conocemos la oración del que me quede como estoy. Pero, hoy más que
nunca Cristo cambia el dolor por amor. Un corazón abierto en pórtico. Diez días
de compartir el fraterno sufrir. Un palpitar de alegría.
Se grita ¡aleluya! en el alba de
resurrección. Es el trueque del dolor en Amor lo que se anuncia.
Domingo de Ramos día de estrenos. Se estrena
la ilusión de que todo salga como soñamos el año pasado, cuando la puerta de la iglesia se
cerraba y dejaba el dintel a oscuras. Hoy termina las vísperas que comenzaron
entonces, a la que la sucedieron Pentecostés, el Corpus, Todo los Santos,
Adviento, Día de la Inmaculada, Navidades y Cuaresma, y...vuelta a empezar. Suena
el repique de campanas a manera de grito de sorpresa. Un niño mira sorprendido:
-¡Mira! ¡Mira un capirote!
Como si fuese la primera vez que lo ve. Los
mayores con cara de indiferencia pensamos:
- Si hoy es domingo y el cielo tiene el color
de capa de nazareno de la Esperanza, si los chavales miran con los ojos
abiertos de par en par sus zapatitos nuevos. Si la gente va con una palma en la
mano. Si se ponen colgaduras en el balcón. Si las calles se inundan de gente y
olor a incienso… no hay duda, es Domingo de Ramos
