DIVISIÓN POR EL AGUA
Cuando abro mi
ventana veo muy interesante la celebración del día de hoy, sobre todo para las
zonas con sequía como es la vertiente mediterránea.
En la zona del
Levante y concretamente en Torrevieja, lo del agua, es un tema de suma
importancia. Desde hace siglos, Torrevieja aprendió a cultivar el agua
del mar mediante la extracción de la sal, gracias a ello las salinas producen
toneladas de sal al año. Las nuevas tecnologías, llevan, en la actualidad, a
desalar el agua del mar. Ejemplo de ello lo tenemos también en Torrevieja, con
la mayor planta desaladora de Europa y segunda del mundo.
Sin duda el agua
ha sido un tema que ha marcado diferencias en cualquier época y lugar. Hoy como
ayer, quien tiene agua tiene un tesoro. Puedes ser dueño de tu huerto o
de tu parcelita en la urbanización... pero sólo de suelo ya que si el agua es
un bien escaso, como dice el tópico, la lucha por su posesión es un mal
abundante en el mundo.
“Dad de beber al
sediento” decía el mandato evangélico, que se convierte en mandato legal: de
beber al sediento... y de regar al los agricultores. Si hay un enfrentamiento
con el que se ha dividido España ante todo, es, el de la España seca y la España húmeda. Y para evitar
esto, surgen las desaladoras. En el día Mundial del Agua se habla de la calidad
del agua, de ecosistemas, medioambiente y bienestar humano, mientras salen voces
que apuntan que la desaladora como alternativa es cara y contaminante, con
elevados costes de producción, aumento de la tarifa eléctrica, mantenimiento y
reposición de los equipos, incremento de CO2 derivado de la producción de
energía, etc. Y así, seguimos con lo que seguimos, con la lucha por el agua,
algo que nos viene de lejos.
En un arranque
de imagen periodística, creo que incluso Goya ya pintó la barbarie que lleva dentro
el hombre, en el cuadro donde dos españoles
enterrados hasta las rodillas, luchan a garrotazo limpio. Se me ocurre imaginar
que ya discutían por el agua de los regadíos, viendo de quien era el canalillo de
agua que corría por la acequia. Ni el tradicional tribunal de las Aguas de
Valencia, con su arbitraje entre lo seco y lo húmedo, puede dar solución a tan
escabroso tema. El agua es la división que separa mucho más que derechas e
izquierdas, ricos y pobres, católicos y agnósticos, o madridista y catalanes a
los españoles…
-¿Dónde estarán
los zahoríes que recorrían los campos con su varita de avellano, en busca de una
gota de la deseada agua?

