LOGRAR UN OSCAR
Hoy cuando abro la ventana y lo veo con 90 años a sus
espaldas, con su típica calvicie, fornido y embadurnado en oro; sé que es el
autentico protagonista de todos los focos en Hollywood. En el mundo del séptimo
arte, anoche, la ceremonia cumplía su 90 edición. Fue sin duda, y como viene siendo
habitual, la noche de mil historias. Noche de galardones que llevaran el nombre
de este codiciado "caballero" que la academia del cine denomina
"The Oscars". El hombrecito dorado se erige sobre un rollo de
película como si se tratara de un magnifico pedestal y su figura, capaz de
acaparar los focos de medio mundo, parece que posee ínsulas de gran dios
mitológico. Lo cierto es que es el trofeo sin competencia a la hora de alcanzar
la gloria cinematográfica. Mientras la
alfombra roja y la estatuilla de 33 cm y 3,85 kg de peso se han convertido en
un icono del éxito en la capital mundial de la industria cinematográfica.
Pero existen otros escenarios no menos cinematográficos,
ni carentes de focos, cámaras, fotógrafos y que tenemos bien cerca. Al margen
del glamur de Hollywood, creo que cuanto sucede a nuestro alrededor forma parte
de un cóctel que combina, no siempre en las mismas proporciones, ‘la realidad’
(aunque convenientemente filtrada por nuestro cerebro), con aquello que da
juego para una y mil películas: la imaginación.
En esta última edición de la Gran Noche
se ha visto que la política es un recurso de lo más socorrido para la gran
pantalla ¿o era al contrario? Así, por
ejemplo si observamos que alguien no tiene para comer, nos sentimos que se nos
parte el alma. Pero si vemos en la gran pantalla, a alguien que coge un zapato
guisado a modo de bistec con guarnición de cordones-espaguetis y se lo come, nos
puede provocar una sonrisa, sobre todo si ese alguien es Chaplin.
Por lo tanto si cogemos los acontecimientos que están
ocurriendo a nuestro alrededor en el día a día en nuestra ciudad y le damos
forma de films, poniéndole titulo, sería… como decirlo, más llevadero lo
cotidiano. Seguro que algunos de los protagonistas de esa realidad serian
merecedores de una estatuilla sin necesidad de ir a Hollywood. Imaginemos… el
mejor actor, la mejor actriz, la mejor fotografía… y así podíamos continuar. ¿se
atreven a hacer una prueba-elección de candidatos? Bien, pónganle protagonistas
a…
El hombre que sabía demasiado- como mejor Película
El ultimo emperador- Mejor actor
La fiera de mi niña- Mejor actriz
Doce hombres sin piedad- mejor actores secundarios
El bueno, el feo y el malo- mejor fotografía
Podríamos seguir pensando, pero realidad solo hay una,
aunque interpretaciones puede haber tantas como mentes pensantes; es por ello,
por lo que la ‘visión’ del mundo que nos rodea es absolutamente individual. Aquí
se hace bueno ese refrán que dice: ‘nada es verdad ni mentira, sino todo es
según el color del cristal con que se mira’.
