MIRANDO AL CIELO
Publicado en Vistalegre en abril de 2010
Una nube negra
ha cubierto Europa. No se trata de una metáfora. Podría ser el titulo o
argumento de una mala película sobre el principio del fin del mundo.
Lo cierto es
que en estos días nos hemos encontrado con la dura realidad de ver como miles
de personas vivían momentos angustiosos. Precisamente esa nube negra que ha
cubierto los cielos de parte de Europa, ha dejado a miles y miles de personas sin
destino aparente en los aeropuertos de medio mundo.
Cielos vacíos,
aeropuertos colapsados y el volcán de un remoto lugar de Islandia que consigue
paralizarnos. Ni siquiera le importa a ese volcán, de nombre impronunciable (Eyjafjalla) la catástrofe ocasionada a un mundo globalizado
y con una, muy alta tecnología en comunicaciones. La nube y el volcán son el
equivalente de una tormenta perfecta. Y como al fin, todo depende de la meteorología,
esta en manos del viento, el que llegue o no a nuestro país. Me temo que como
todo, Torrevieja también se vea afectada por éste problema. Pensemos por un
momento en los ciudadanos que viene o van hacia los países del Norte…
Y como todos los
problemas nos llegan de arriba (quiero decir de los cielos cubiertos de cenizas)
también esta cerca ese diminuto ser que surca los cielos, cuyo nombre es sinónimo
de picor: “el mosquito”. El Ayuntamiento ha iniciado un plan para controlar la
plaga de mosquitos, evitando lo sucedido en octubre. La fumigación tendrá lugar
en todas las zonas públicas que puedan ser cobijo de ese insecto atormentador. Cazador
de día… y de noche, deambula por parques, jardines, plazas, solares, rotondas;
no dejando un resquicio para la paz ciudadana. Su fin: “picar” y sacarnos la
sangre. Incluso podemos escuchar su
zumbido en mitad de la noche, interrumpiendo nuestro descanso: Bzz. Bzzzz, Bzzzzzz,
Bzzzzzzzzzzzzz.
No sé que puede ser
más molesto, si la picadura o el zumbido constante de ese pequeño ser que mortifica
el oído.
- Como hecho de menos las máquinas de flit, arma mortal donde las haya.
Pese a la
fumigación y su tamaño siempre se sale con la suya. El “mosquito” que se sabe
mosquito… clava su aguijo y tras su hazaña, con mirada insensible y displicente, y
con mucha sorna, sigue su vuelo, dejándonos marcados cual ganado en el campo, con
unas “ronchas” como secuelas.
Esto es como
una guerra. Si uno no sabe el tamaño de su enemigo no puede combatirlo. Por lo
tanto de no darle importancia a la picadura, porque estar ocupados, podemos
caer presa de un daño mayor, llevando su marca, tal vez de por vida. Pero más
allá de las nubes negras que ocultan el horizonte, más allá del dolor de la
picadura, me pregunto: ¿por qué el mosquito avisa si quiere picar? ¿Sabe realmente que es mosquito?
No… creo que más
que mosquito, se cree mariposa alada. Vuela, pica y espanta.