Compañero y camarada
Publicado en agosto 2010
Quien tiene o ha tenido una mascota puede saber
cuanto significa ese compañero especial, ya sea de cuatro patas o con pico y
plumas. Me gustaría, a petición de un buen amigo, hablar de los primeros, de
esos animales como Eddie, que con apenas un año y medio, es un asiduo visitante
del centro de Afa Torrevieja. Los enfermos que allí se encuentran cambian su
mirada al verlo. Se trata de un labrador adiestrado para tener contacto con
enfermos, en este caso de Alzheimer.
Por otro lado en la clase periodística existe una
máxima: "Que un perro muerda a un hombre no es noticia; la noticia es que
un hombre muerda a un perro".
Hoy no estoy de acuerdo, hoy quisiera que ellos los
“Perros” con mayúsculas, esos que son como parte de la familia, podrían ocupar un
espacio, aunque fuese a la cuneta de este semanario, ya que es en la cuneta
donde los vemos llegadas las vacaciones, buscando al amo que se marcho y que se
olvido de él. Quizás responda al nombre de Canelo, Sultán, Blossom, Flopy… el
nombre es lo de menos, lo seguro es que siempre tuvo esa mirada de mistad,
aunque en realidad se trate de una estrella independiente que nos muestra la
amistad precisa, sin exageraciones. Pero este compañero fiel es el primero que te
nota triste y trepa sobre el regazo llenándote de pelos. Lo llamamos mascota, aunque
tal definición habla de un animal o cosa que sirve de talismán. Pero ¿es realmente
él afortunado, o lo es su propietario? Creo que es cuestión de simbiosis.
Es cierto que se trata de una relación algo
arbitraria: una de las partes mantiene la autoridad para decidir el futuro de
la otra. Pero… cuando ese compañero de soledades nos mira, nos hace comprender
que él siendo perro, con sus ojos chispeantes, más limpios que los nuestros, es
capaz de perder el tiempo. Y allí sigue con su perruna vida, cerca de ti, sin
molestar, sin pedir nada. Lo acoges como cachorro o rescatándolo de esa perrera
donde llegó por voluntad de aquel dueño que lo abandonó.
Atrae tú atención con su propio dominio de
naturaleza descarada, y sin más palabras que su gesto te lleva a caminar. Los
dos juntos como grandes amigos, siempre
a tu lado. Cada día a la misma hora como si el reloj biológico se lo
indicara. Ese amigo silencioso y olfatorio, brinca con fuerza, enarbola su cola
alegre, y es feliz… de la forma que los perros saben ser felices. Te acompaña
sin pedir nada a cambio. Más que amistad, es camaradería. Le cuentas tus
secretos, aunque él lo intuye, por ello cuando te sientas frente al mar en
silencio, él se sienta a tu lado con el mismo gesto.
- Siempre me quedará, en medio de esta heroica
pena, la fe, que es alegría, alegría. Después de todo, Winny fue un compañero
maravilloso.