Día de huelga… o de asuntos propios


Publicado septiembre 2010 


El 29-S España se puso de acuerdo… ¡que pase rápidamente el trago de la huelga!. En Torrevieja pasó este día sin demasiadas incidencias, pero es la primera vez donde se tiene la sensación que se trata de una huelga de amiguetes donde nadie fracasa.
Tras el día de “huelga” propongo un pacto, hacemos como que creemos cuanto digan y nos ponemos a trabajar en serio de nuevo. El asunto es que durante esa jornada hubo quien disfruto del día libre que le debían, de la festividad de San Miguel y su veranillo; de un día de asunto propios (aunque los sindicalistas o piquetes afirman que no hay nada más propio que el derecho a hacer huelga… o no hacerla) y otros se quedaron en  casa para recuperar las horas en los próximos días. Sin duda ésta ha sido la huelga más extraña que hemos vivido en la democracia. Aun me pregunto si realmente estaba dirigida contra el Gobierno, ya que tenia entendido que las huelgas generales son un intento de derribar el Gobierno. Y en ese caso, lo que ha quedado claro es que quería derribar el Gobierno... pero el de la Comunidad de Madrid.
La verdad es que el país vive una desastrosa situación económica, laboral y social. Las empresas al borde de la ruina, el mediano comercio dándose plazos para colocar el cartel de “cierre”. Cuatro millones de parados desesperándose ante la hipoteca impagada. Parejas que no pueden separarse aunque quieran hacerlo. Los hijos que tenían vidas independientes, vuelven a casa con sus padres, abuelos que cubren la comida de la familia con sus pagas, etc. Toda una sensación de fracaso personal, de trampa sin salida que proporciona el desempleo prolongado. Por otro lado está el vapuleo moral a los que sí trabajan, que, angustiados por la crisis, soportan sueldos miserables y recortes de todo tipo. Esta es la realidad de la buena gente de a pie. Gente que esta demostrando tener un gran sentido de responsabilidad y que se está apretando el cinturón mientras aprietan los dientes, movidos por el miedo a perderlo todo. Un miedo que les lleva a preguntarse si la huelga ha servido de algo, mientras piensan: ¿Sirve la reforma laboral para salir de la crisis?. Ni el Gobierno se lo cree, ni los sindicatos lo saben. La huelga ha sido una gran confusión. Lo siento pero yo no tengo nada clara esta la huelga. Y, lo peor, sospecho que al Gobierno y a los sindicatos les pasa lo mismo. Puede que sea una bruta, pero el problema es que no me creo ni a los unos ni a los otros. Me sumo a esa mayoría que piensa ¿sirvió para algo?. Y lo peor ¿Por qué ahora?. No se aleja de mí la sensación de barco a la deriva. Y es que ¡ha sido tan rarita esta huelga!


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